En Ávila hemos sido pioneros en muchas cosas. Tenemos la primera catedral gótica de España (al menos, la primera en tener el proyecto visado). Tenemos el primer cristiano ejecutado por herejía (el obispo de Ávila, Prisciliano). Y tenemos la primera capital de España en ser gobernada por un partido con una X en el logo, bastante antes que Tuíter. Y, por supuesto, tenemos el primer códigio QR, que fue escrito por nuestra copatrona Santa Teresa. Se ubica en una pared de la Calle de San Juan de la Cruz (precisamente, su amigo del alma), en su confluencia con la Calle de los Gatos (en el Maps, Calle de Sor María de San José). Agradezco al camarada patrón del bló que me lo señalase, porque no me pilla a la altura de los ojos ni es pokeparada. En este caso, ser progre e ir todo el día ensimismado mirando al cielo tiene sus ventajas.
Como ustedes saben, la Tere era una señora que rompió moldes, y no se conformó con el papel secundario que la sociedad le tenía destinado. Aparte de abrir una nueva franquicia de conventos, púsose a escribir literatura mística como una posesa; tan posesa, que hubo quien se preguntó esa posesión no sería infernal o de algún otro tipo no homologado. Ella lo hacía bien y le salían los poemas con rimas y metáforas y todo eso, pero los inquisidores del XVI miraban todo con lupa; y el misticismo de Teresa o de Juan de la Cruz (nombre artístico de Juan de Yepes) tenía una manera demasiado carnal de hablar del amor divino*.
Con este miedo en el cuerpo, pronto Teresa buscó la manera de codificar los mensajes de manera que no fueran interpretados por los domini canes, y gracias a sus conocimientos de la cábala hebrea (tenía antepasados judíos) fue capaz de desarrollar un sistema cifrado para enviarse mensajes con sus hermanas. Uno de ellos luce aquí ante sus ojos, en un libro abierto con su firma ológrafa, que prueba su autenticidad.
El poema encriptado en este código dice lo siguiente:
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
estos bits, esta movida,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Muero yo porque no muero,
es más que amor, frenesí
de hiperenlace casero.
Cuando mi amor yo te di
puse un link en un letrero.
La inquisición es así,
para evitar que me encierre
ese insquisidor de allí
ahora estoy en un QR:
vivo sin vivir en mí.
Además, como prueba de que entendía del tema, su biógrafa (Sor Restituta del Perpetuo Bucle), hizo constar que cuando a Teresa le preguntaron por la posibilidad de usar catena blocorum como tecnología de libro inmutable, abominó de ella y lanzó anatemas y prevenciones para que las Carmelitas Descalzas nunca cayesen en esa tentación. Amén.
Lamentablemente, todos estos avances tecnológicos se perdieron como lágrimas en la lluvia, a la muerte de nuestra paisana.
(*) Juzguen ustedes:
El aire de la almena
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quedeme, y olvideme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo y dejeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
¿Adónde te escondiste,
Amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando, y eras ido.