Nuevamente, mi simpar perspicacia me ha permitido descubrir un monumento que, según reza el cartelillo, llevaba escondido a la vista de todos casi 12 años. El chirimbolo cuya foto les he plantificao ut supra es un monolito de granito pequeñito que en su día conmemoró el centésimo quincuagésimo aniversario de la llegada (de las vías) del tren a Ávila. El chisme se ubica a la puerta de la estación de ferrocarril (innominada) de nuestra ciudad que, al tener paredes del mismo material pedregoso, deja al monumento algo invisibilizado.
Lamento informar con tanto retraso de este monumental homenaje, pero creo que es lo que últimamente se merece este medio de transporte, antaño puntual, veloz y frecuente. Al menos tenemos estación, dirán algunos. Tras un par de patadas a la hemeroteca, he encontrado el reflejo de la inauguración del pedrusco; el 13 de octubre de 2013, siendo entoavía alcalde Don Miguel Ángel García Grandson.
Cito las palabras del munícipe por antonomasia: «Esta placa nos recuerda lo que fuimos para que no se nos olvide lo que queremos ser». Se ve que ese día se levantó grandilocuente. Supongo que se refería a que la placa no la ves ni aunque te tropieces con ella.