Buenas noches. El comité de nombramientos del Ávila Road Museum ha decidido denominar a esta entrada como «Rotonda Inversa» por varias razones que les pasamos a desglosar. Pero primero, como siempre, la ubicación. Este redondel circulatorio se ubica en la intersección de las avenidas de la Juventud y de los Derechos Humanos.
La primera cosa hecha al revés con esta rotonda es la propia construcción. Como vds saben, el proceso normal de la rotondización consiste en fabricar una rotonda virgen, y posteriormente, añadir el chirimbolo, a ser posible vistoso y ajardinado, que se coloca en su centro por los motivos de sobra conocidos: visibilidad, hamor al harte, ansias de inaugurar algo, etc. Pues en este caso, la cosa fue al revés. El monumento postmedieval -restos de una ermita- es lo primero que había (estaba allí cuando tó eso era campo), y luego se hizo la rotonda, como parte del proceso expansivo de la ciudad, desarrollado mediante el sistema de urbanismo cipótico impulsado por burbuja inmobiliaria (esto es, con prisas y mal).
Lo siguiente que se hizo al revés fue la urbanización en sí misma. Teniendo todo el espacio libre, se decidió pintar las el trazado de las calles de tal manera que cuando se dieron de morros con la ermita, qué mala suerte, ésta no estaba en el centro de la intersección, por lo que la rotonda quedó algo excéntrica. Esto es: si bajabas por Derechos Humanos con la intención de seguir recto (lo que aparentemente era posible) te encontrabas de repente con la rotonda, y tenías que efectuar un brusco giro para completar 3π/2 rad de giro; mientras que si subías por la misma calle prácticamente no tenías que hacer rotonda, continuabas recto. Tras causar algún accidente, se ha rectificado un poquillo la cosa, pero no del todo.
Y vamos con otra cosa hecha al revés. Siempre es loable respetar el patrimonio, pero en fin, en Ávila semos mu nuestros. Que nos encontramos la mayor y más completa maqbara de Castilla-León: la arrasamos y construimos pisos y adosados encima. Que «aparecen» las ruinas de una ermita postpostmedieval: se le ponen (sujétame el cubata) unas baldosas de porcelánico para «restaurar» el suelo, y se hace una rotonda alrededor. Oño, si con un poco de imaginación casi parece el Templo de Debod. Ah, que ese también se nos va a desmoronar. Pues no digo más.