Con esta son tres* las entradas de rotondas con decoración artística (cof, cof) que se ubican en el espacio delimitado por la Aneja (perdón, CEIP Claudio Sánchez en albornoz), del Gobierno Civil, (perdón, Subdelegación del Gobierno) y del Parque de San Antonio. Hemos de decir que esta erección ha sobrepasado todas las expectativas. La palabra que se me ocurre para definirla es: “cipótica”.
He de reconocer que cuando empezaron a elucubrar sobre ella, yo me esperaba una estatua de Willy (columnista ocasional), sentado en un sofá, leyendo el Diario en alpargatas y en actitud ojiplática. Y casi acierto, porque así es como se ha quedado el susodicho (pero no tiene nada que ver con el artefacto). Lo que han puesto ahí es indescriptible. Una columna CHIRIMBOLO metálico, colorao como recién pintado de minio, y una estatua QUE NO SE VE (de color negro mate, invisible salvo algún momento en que la luz del solsticio incida asín como al bies, casi como esta mañana). Y letras que también es complicado leer; no olvidemos que esto es una rotonda y cada letra mira pa un lao.
Para mitigar un poco el desasosiego que produce su contemplación, han plantado florecillas en lo que viene siendo la zona terrícola del redondel; quizá hubiéramos preferido un seto de arizónica de 4 m de altura o que caiga un meteorito como el de Chicxulub de una (…) vez. Es significativo que la inscripción que trepa por una de las figuras sólo sea legible cuando entras en Ávila con la cabeza daleá (debido al ángulo de 90º que forma con la horizontal), eso suponiendo que no sea por la tarde, pues con el sol en los morros malamente podrás leer nada.
A última hora ha habido un imprevisto, la placa conmemorativa donde figuraba la explicación del adefesio (que ayer por la mañana estaba) ha sido retirada. Esperamos que la repongan para informar sobre ella, lástima que no le hice foto para jugar a eso de «busca las 7 diferencias».
(*) Ello es posible por la superposición cuántica, fenómeno inventado por el gato de Schrödinger.
Seguimos en racha en el Ävila Road Museum, tras la incorporación de un nuevo monumento al conjunto de chirimbolos en rotondas. «125 Aniversario del Barça» es un adefesio que conmemora la efeméride cumpleañera de este más que un club, ya que fue fundado en 1899. Se ubica a escasos milímetros de la entrada anterior de esta misma sección, en la confluencia de Hornos Caleros, Avda. Madrid y Paseo de don Carmelo. Se compone de diversas figuras en colores blaugranas, con la leyenda 125 aniversario puesta de lao, como pa que algún conductor que lo intente leer se esnafre.
El monumento ha sido sufragado por la Peña del Barça Alfredo di Stéfano*, a instancias de su más insigne miembro, Willy. El encargo pasó por diversas manos, como si fuera un proyecto de informática (requisitos, análisis, retraso, diseño, programación, nuevos requisitos, reprogramación, pruebas, despliegue en viernes, catástrofe, análisis, programación, remiendos, implantación), por lo que nos cuesta describir el significado del mismo. Meses se han tirao dando vueltas al monumento, hasta acabar así. Nos consta que la propuesta de pegar un plátano con cinta americana finalmente fue desestimada; aunque puede que al engendro le falte alguna pieza, que por un error de paquetería lo mismo ahora forma parte del cuete Euclid, actualmente en el punto L2 de cercanías.
Tras la ceremonia de inauguración, los miembros de la peña se desplazaron a su habitual órbita barheliocéntrica** para brindar con cava y solicitar la devolución del dinero del croufundin, visto el resultado. La lamentable derrota ante el Leganés, en casa, justo un día antes de la inauguración no ha hecho sino exacerbar los ánimos de este simpático y melancólico colectivo.
(*) La peña se fundó en 1953 a raíz del fichaje del astro argentino por parte del F.C. Barcelona. El hecho de que el gobierno franquista aplicase el 155 para que Don Alfredo Di terminase jugando en el Real Madrid no pudo quebrar la firme decisión de los fundadores, que mantuvieron el nombre original como acto de silenciosa protesta frente a esta inyustisia.
Nuestra ciudad continúa a la vanguardia del rotondismo artistístico. El Monumento al Clickbait es la última muestra; fermosa obra recién ubicada en la confluencia de las Avenidas de Madrid y de los Hornos Caleros. Bueno, la Avenida de Madrid transmuta su nombre por el de Paseo de Don Carmelo* justo ahí, pero viene siendo la misma calle.
¿Qué podemos decir de esta magnífica composición? Nos escasean las palabras… El autor, desconocido (prefiere permanecer en el economato), ha captado como nadie esta sensación que a todos nos invade cuando leemos un titular ponzoñosamente redactado, así como anunciando algo increíble, pero que conduce a una información obvia, falaz o absurda (muchas veces, las tres cosas). Que sabes que va a ser una gilipollez, pero vas y picas. Y era una gilipollez. Siempre.
Dada su ubicación, en la principal arteria** de nuestra ciudad, son millones los abulenses que nos han preguntado, en redes sociales, redes neuronales y redes de calor, por el sentido oculto de este adefesio. ¿Qué es? ¿A qué está dedicado? ¿Qué significa?*** Esto demuestra que la obra ha sido un acierto total, en su concepción, en su desarrollo y en su apoptosis.
Desde este blog tan intrascendente queremos solicitar a los responsables que esta obra permanezca así por los siglos de los siglos, congelada en el tiempo como un permanente “en seguida lo sabréis” que nunca llega a manifestarse, como los reactores de fusión fría. Ni siquiera aunque las figuras emplastificadas oculten chirimbolos de fierro morroñoso podría estar justificado el unboxing. Nada puede ser más bello que lo que nunca has tenido. O, como dicen en ajedrez, “la amenaza es más fuerte que su ejecución”.
(*) Don Carmelo fue un alcalde de Ávila, a principios del XX; se ve que era tan conocido que en la calle sólo figura su nombre, sin apellidos ni títulos.
(**) Es injusto que todavía ninguna urbe le haya dedicado una calle a la aorta, literalizando esta metáfora.
(***) Omitimos la palabra malsonante que normalmente aparece justo en el punto medio de estas interrogativas. Niños, usad esto como pista para saber si las palabras qué, quién, cómo, cuándo llevan tilde:
Éxtasis de Santa Teresa es una escultura poligonera (quicir, fabricada con fierro morroñoso en formas poligonales) recientemente pavimentada. Se ubica en la rotonda confluencial de la Avda Madrid con las calles San Pedro Bautista, Fray Luis de San José y Cuesta de Julio Jiménez. Representa a la susodicha santa, copatrona de Ávila y de un montón de sitios y entidades, recibiendo de manos del ángel calificador el documento acreditativo de haber aprobado la EBAU con un 13’872, lo que le provoca el éxtasis, tras un bachillerato pleno de sacrificios.
La escultura está claramente inspirada en la del mismo nombre, realizada por Bernini para la iglesia de Santa María de la Victoria en Roma. El estilo es más moderno, el ángel se da un aire a Don Miguel de Unamuno* (así de lejos). Si aquella fue costeada por el poderoso cardenal Cornaro, ésta ha sido financiada por los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. Si desean saber por qué, les recomiendo visitar esta página tan ideal. O tempora, o mores, que dijo Belén Esteban.
En el momento de perpetrar estas líneas desconozco si la escultura ha sido objeto de inauguración por parte de alguna autoridad competente; o si ha aparecido allí, así como quien no quiere la cosa, a ver si cuela; aprovechando que el 15 de octubre se encienden las calefacciones comunitarias en Ávila**. Lo que sí que les puedo decir es que los lugareños nos hemos quedado tan morroñosos como las dos figuras aquí representadas, y mucho me temo que no serán las últimas en esta línea. El product placement teresiano está de moda.
(*) Podría representar al mancebo Andrada. ¿Tampoco saben quién es?
(**) Pa los forasteros, quizá este dato sea el más verificable de todo este post.
Recordarán vds que (hace un mes o así) el Camarada me informó de que se estaba llevando a cabo la erección de una rotonda-monumento dedicada al Diario de Ávila (en este link pueden ver incluso un supuesto render de la hovra, aportado por Elzo). Pues bien, como suele pasar siempre con las cosas que me comenta el susodicho Camarada, se había enterado mal. Lo que se estaba perpetrando no es sino una rotonda dedicada a la (vida) Diaria de Ávila; esto es, lo más representativo de nuestra agujereada ciudad, antiguamente conocida como Abula, Abyla, Óbila y cualquier otra combinación que se inventen.
La rotonda se compone de la preceptiva valla de obras señalizada con cinta de colorinchis, agujero de cierta profundidad, señales de peligro provisional (fondo amarillo) y tela verde de esa de tapar desastres. Durante algún tiempo ha convivido con las obras de la red de calor que cortaron al tráfico el Paseo de Don Carmelo en sentido pallá, pero ahora vuelve a mostrarse orgullosa e independiente. El hecho de ubicarse en una de las rotondas con más tráfico de la ciudad dificulta la instalación de unas escaleras mecánicas para bajar al parque de San Antonio (concretamente, a la zona de esparcimiento perruno), que habría sido la guinda a este pastel.
El monumento en cuestión nunca estará terminado, como corresponde a este periodo de incertidumbres que atravesamos. Es posible que lo tapen y lo dejen visitable unos días, para volver a abrir el bujero y reanudar las obras, como está sucediendo con algunas calles (Paseo de la Estación, Jimena Blázquez, y las que nos quedará por ver).
¿Cómo? ¿Una entrada perteneciente simultáneamente al Ávila Street Museum y al Ávila Road Museum? ¿Y escrita por el Camarada en lugar de Supermon? ¿Qué fantasía es esta? Pues ya lo ven. Esta obra es tan peculiar que no tenía claro en cuál de los dos categorías debería estar incluida. Así que va en las dos y ya decidan ustedes dónde les cuadra mejor.
Pero pasemos sin más dilación a contemplar este palimpsesto viario de indudable belleza. Como ya sabrán —y si no lo sabían, ahora ya sí—, el ayuntamiento abulense mantiene desde hace meses un frenesí de obra pública de flipar. Las obras se amontonan, se superponen y acaban hasta dándose de codazos. En su afán por modernizar la ciudad, nuestro consistorio parece haber decidido que Ávila tiene que ser una especie de Tokyo castellanoviejuno y ha rendido este sentido homenaje al segundo paso de peatones más famoso del mundo*: el cruce de Shibuya.
Como puede observarse, los sucesivos pintados y borrados de pasos de peatones han alumbrado esta jungla de rayas que provoca que el cerebro te haga muaré, pantallazo azul y no sepas adonde ibas ni para qué. Cualquier parecido con la idílica imagen que muestra Google Maps en pura coincidencia.
Sólo cabe recomendarles precaución si se animan a visionar la obra en directo. Buenos días.
*Si pongo que es el primero, Supermon me capa, que seguro que para él es ese que aparece en una portada de los Beatles que ha dado para locas teorías de la conspiración.
Recuperamos puntualmente el Ávila Road Museum para hacer llegar a sus monitores la última novedad en cuanto al arte rotondil abulense: Rotonda con Resaca. Casualmente es la que tengo más cerca de casa, se ubica en la Avda Madrid en su confluencia con la C/San Pedro Bautista y alguna otra que por allí aparece.
La originalidad consiste en el modo de indicar la rotondez (o rotundidez) de este elemento ordenador del tráfico. La preceptiva señal de las volteretas se ha colocado descansando sobre el césped, harta de ver tanto coche girar a su alrededor. La explicación que se me ocurre es que haya salido de su ubicación y empleo originales para tomarse algo en los locales fiesteros de los alrededores, la pasada noche, y haya salido algo perjudicada por los excesos y el alcohol.
Ya lo decía Stevie Wonder* «si bebesssss no conduscassss». Es lógico que una señal como ésta sea más vulnerable al mareo propio de la intoxicación etílica.
(*) Para los millenials, un anuncio de la Degeté para concienciar a la juventud sobre por qué no hay que ir ciegos de gintonics al volante. Don´t drive drunk, decía (o más bien, tarareaba) en la parte que se le entendía.
Estimados lectores (sonido de fanfarrias) ¡baby rotonda está viva! El ÁSM les trae en rigurosa primicia la evolución de los acontecimientos. La sonda tripulada «Mon 92», tras completar un par de órbitas, nos ha enviado nuevas fotos donde se puede comprobar ferpectamente que el prometido monumento a los enfermeros no se ha quedado en agua de borrajas, y que está a punto, ya que hoy, 12 de mayo, es el día internacional de la enfermería, y puede pasar cualquier cosa. Incluso que vayan políticos no invitados al acto y se miren mal entre ellos.
Vamos al lío. Una hermosa figura pétrea prismática luce en el centro (aproximado) de la nueva rotonda, elevándose sobre la cubierta vegetal. Por el momento no hay inscripción alguna, por lo que se abren dos posibilidades:
El monolito es una peana, por lo que pronto aparecerá un monumento encima de la misma. Dada la reducida superficie, el chirimbolo no creemos que pudiera ser muy grande: se descartaría que lleve la figura de una enfermera morroñosa* a tamaño natural, como apuntaron algunos ejpertos. Probablemente se trataría de algún objeto alusivo a la profesión: un tensiómetro, un desfibrilador o una botella de vodka.
El monolito es el monumento. En este caso (bastante habitual en los últimos engendros rotondiles, como los la dedicatoria con lío o la de las vacas) la finalización sería inminente y cutre: una sencilla placa a modo de matrícula, con una inscripción laudatoria. Sin embargo, en este caso lo lógico sería que el pedrusco hubiera venido de fábrica con la inscripción ya adosada, algo que nos desconcierta.
Sí, posibilidad 3. ¿Qué pasa? Nunca os fiéis de mí. A lo que iba: si el monumento quiere representar fidedignamente a una enfermera en el ejercicio de sus funciones, no descarto que lo que se coloque sea una escultura de una enfermera fumándose un cigarrito (guiño, guiño), en el exterior de la rotonda, tó estresá, porque lleva ya 22 horas de una guardia interesante. Y quedaría de cohoneh, no me lo negarán.
¿Qué pasará? ¿Qué misterios habrá? Puede ser mi gran noche… Estarán conmigo en que it’s very difficult todo esto de colocar un monumento a plazos, aunque por otra parte, nos permite asistir en primera fila a algo que los humanos raramente somos capaces de poder contemplar, como la reproducción de los castores de Alaska o a Cuca Gamarra en actitud dialogante. Continúen atentos a nuestras pantallas, donde esperamos desvelarles próximamente qué excelsa y monumental erección es la que finalmente se produce.
Estimados y escasos seguidores de este bló, si los astrónomos andan engorilaos con la posibilidad de que Betelgeuse llegue al final de su ciclo estelar y reviente en plan supersupernova, emitiendo más luz que Vigo en Navidad y proclamando que el fin de los tiempos se acerca (una vez más; penitenciágite, hermanos); el Halón Disparado Ávila Road Museum Lagarto Spock tiene a bien mostrarles algo todavía más increíble y jermoso: el nacimiento de una rotonda*. Esta protorrotonda se ubica, por ahora, en la confluencia de la Avda Madrid (creo que es la única rotonda de la avenida que no tenía chirimbolo) con la C/Cardeñosa, lugar que en el futuro y para la posteridad se denominará «Rotonda de los enfermeros«.
Por el momento, el lugar ha sido delimitado con una cinta bicolor, de esas que la humanidad ha escogido como símbolo universal para representar la frontera entre el bien y el mal (en exteriores, en interiores se suele usar una fregona en diagonal, ya tú sabeh). En realidad, lo de la cinta parece un poco absurdo, ya que normalmente nadie va a caminar por el interior de la rotonda, y si lo hiciera un vehículo, sería formando parte de un accidente con componente etílico, que dudo que la cinta hubiera podido evitar. Supongamos, pues, que la cinta quiere mostrar la firme voluntad de llevar a cabo la erección del monumento a los enfermeros, de un modo bastante cutre, lo que por otra parte es acorde con el devenir de los tiempos.
A partir de aquí, puede que -como nos pasa con Betelgeuse- sucedan dos cosas: o que los acontecimientos se precipiten (estando en época electoral, no descartamos una inauguración in extremis), o que por el contrario, esto se quede así durante otro millón de años, como la famosa plaza del zócalo de Ciudad de México, que se llamó así porque se puso la base del monumento pero nunca la estatua. Cosas peores se han visto.
Lo siguiente, y lo que nos tiene en ascuas, es el tipo de monumento elegido. Creo que todos y todas en este bló estamos deseando que sea un engendro de fierro morroñoso. Me atrevería a hacer un boceto, incluso (en modo «sujétame el cubata», of course). Pero hay que ser realistas; los tiempos están cambiando, y el Colegio de Enfermería se suele gastar el dinero en otras cosas más mundanas (juergas, sobre todo). Mucho me temo que lo que se colocará en el centro del círculo sea un hito de piedra (en Ávila nos sobran) o algún otro chirimbolillo conmemorativo con placa alusiva a la motivación. Bueno, esa cinta rojiblanca creo que indica que la dedicatoria será algo menos invisible que la de la Glorieta del Doctor Carlos Marcelo Francos von Hünefeld**.
Por último, he de hacer una propuesta que seguro que no será tenida en cuenta. La rotonda debería llamarse «de las enfermeras». Porque si hay una profesión en la que no es necesario usar lo de «enfermeros, enfermeras, enfermeres y enfermer@s» es ésta, en la que se puede aludir al conjunto del personal en femenino y no creo que nadie se moleste. Tú dices «las enfermeras del hospital reclaman loquesea» y se sobreentiende que es el conjunto del personal sin excluir a los varones ni a las varonas***.
En cualquier caso, este bló se compromete a mantenerles informados de la evolución de los acontecimimientos. Una sonda tripulada será enviada periódicamente a la rotonda (bueno, no entraré en la rotonda, me colocaré en órbita de Lissajous) para inmortalizar todo lo que allí suceda.
(*) A ver, en realidad la rotonda ya existe; pero se encuentra incompleta sin su chirimbolo. Es a esa condición de rotonda pluscuamperfecta a la que nos referimos.
(**) Que es verdad, este señor con nombre de emperador mexicano (o de alcalde de Überwald, si lees a Pratchett) fue un jran médico que ejerció en el hospital de Ávila y falleció haciendo parapente. Y su rotonda sólo tiene este cartelillo como muestra de homenaje, que ni sale en Gúguel Maps ni ná.
(***) La palabra varona existe. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada varona, porque del varón fue tomada (Gen,2:23).
El conjunto rotondil denominado «Sistema cuadrático» es un sistema binario de rotondas de forma cuadrada, una con fuente, adoquines y macetas y la otra con hierbecillas, que se ubica en La Alamedilla del Berrocal, localidad que forma parte del municipio de Ávila. La Alamedilla (prescindamos de los pedruscos) es el primer pueblo que uno se encuentra saliendo de Ávila en dirección Salamanca por la carretera N-501 (no por la autovía). En el Maps la plaza aparece alternativamente como «de la Iglesia» o «de la Constitución», preciosa dicotomía propia de las películas de Don Camilo y el alcalde Pepón.
Dado que la mayoría de las rotondas con chirimbolo de la cabecera municipal ya forman parte de este museo (quedan bastantes rotondas, pero de las que no tienen fierro morroñoso ni perrito que les ladre), y a petición de uno de nuestros positrolls (o troll con carga positiva), @gbuenadicha, hemos ampliado nuestro radio de acción a los barrios anexionados, eufemismo para denominar a lo que antes se decía «anejo».
No por ser un pueblo pequeño, La Alamedilla iba a estar desprovisto de rotondas; y de hecho, como se ha comentado, presenta un caso singular: un sistema binario. Todavía no he podido determinarlo, pero parece que la de la fuente sería la principal, y la de hierbas orbitaría alrededor de ella. También presentan la peculiaridad de la forma cuadrada, si bien la principal tiene bordes redondeados; reminiscencia quizá de un pasado geológico en el que tanto Alamedilla-A como Alamedilla-B hubieran sido rotondas de la secuencia principal, bien formadas y redonditas; y la intervención de alguna subvención europea para asfaltar calles hubiera modificado posteriormente su forma y composición.
El añadido de las 8 macetas confirmaría que Alamedilla-A tuvo originalmente atmósfera, cubierta vegetal y posiblemente floripondios. Tras la intervención adoquinadora, la población local se habría resistido a la pérdida de identidad, colocando estos receptáculos donde -suponemos- se habrían sembrado geranios o pensamientos.
Continuando con mis investigaciones, cuando hice la foto encontré al lado de las rotondas un balín de gomaespuma, de esos de las pistolas de juguete que admiten cargadores como los de los AK-47, prueba de que el tráfico es escaso y las rotondas presentan actividad infantil guerrillera, la cercanía a la capital posiblemente ha permitido la existencia de familias con niños, algo que cada vez escasea más en esta vacía parte de la galaxia.