Sensei por el lado de la sombra

Tras la «Dedicatoria con lío I«, aquí viene la II (estaba claro que ese palito numeral romano no presagiaba nada bueno). Esta glorieta se ubica en la Glorieta del Escultor Antonio Arenas, que como a los abulenses no les sonará de nada, y a los forasteros, menos, os diré que es la que se halla en la confluencia de las calles San Pedro Bautista, Santa Cruz de Tenerife (casualmente, la misma que la Rotonda con lío I), Virgen de la Soterraña y Luis Valero. La que está debajo del Pabellón Municipal de San Antonio.

El lío comienza por una rotonda que no es tal, no es redonda y además no se respeta la prioridad de giro, si vienes por San Pedro Bautista y quieres girar a la izquierda tienes que ceder el paso aunque tú estés rotondeando. Mal vamos. Continuamos para bingo. La glorieta está dedicada al escultor y maestro Antonio Arenas, como se puede leer en esta noticia que cita un acuerdo municipal del municipio, de 2015. Hasta ahí, vamos bien. Y pallá que me fui con mi cámara de fotos móvil a inmortalizar el cartelín que dejase constancia para la posteridad la citada dedicación, cosa que me resultó imposible por falta de cartelín.

Lo curioso del caso es que en el centro de la no-glorieta hay una escultura, pero ni es del citado escultor*, ni está dedicada a él. Como pueden admirar en la afoto, ahí se representa ¡en fierro morroñoso! (¡por fin volvemos por el buen camino!) a un karateka en posición de hacer algún movimiento de esos con grito adyacente y nombre codificado en kanji. Una chapa en la peana de granito local nos saca de dudas: se trata de un homenaje a Luis Javier Dominguez, profesor que fue de la citada disciplina, prematuramente fallecido.

Sensei por el lado del sol (naciente)

Dominguez Villahoz era una persona mágica. Imagínense ustedes a lo peor de la sociedad abulense, compuesta por todos esos niños que no hay quien les aguante (rebeldes, hiperactivos, tocapelotas, traviesos, etc, etc). Pues a muchos de ellos, iba algún cuñao y les decía a sus padres: «apúntale a kárate** » . Y entonces les llevabas a clase con Luis Javier. Y te quedabas mirando el desarrollo de la clase, desde el cristalillo del pasillo por las rejendijas de las cortinillas. Y veías cómo, por algún extraño hechizo oriental, todos esos energúmenos en miniatura se quedaban como corderitos obedientes siguiendo las órdenes y enseñanzas del sensei. Sin levantar la voz, sin amenazar con castigos, sin mostrar enfado ni cólera.

Vale que a la salida volvían a comportarse como cabestros, bueno, pero poco a poco iban mejorando y en algunos calaba la filosofía del equilibrio y el respeto***. Conste que yo apunté a la mía por lo contrario, para que no se quedase sentada en casa conversando con su hámster; y le gustaba karatear. Sin embargo, ella ha heredado de su padre la nula capacidad de concentración que se requiere para repetir las katas sin confundirse; y tras un par de años sin pasar del cinturón blanco, abandonó la disciplina; no sin pena, porque adoraba a su profe.

Resumiendo, desde este bló aplaudimos la dedicatoria al maestro Luis Javier, pero ¿qué ha pasado con Don Antonio Arenas?

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(*) Parece ser que es de un tal Emilio Sánchez.

(**) Utilizo la acentuación hispana de España, esdrújula, En hispanoamérica creo que prefieren la llana (karate) y mis nulos conocimientos de la lengua nipona me hacen sospechar que allí dirán «kara…té» y con cara de mala leche.

(***) Cosas filosóficas que admiramos de los japoneses, cuando se les pasa lo de la filosofía del Bushido y el Kokusui shugi.

Seguimos con dedicatorias baratas

Seguimos con rotondas baratas y sin chirimbolo de fierro morroñoso. La Glorieta de Jesús de Medinaceli, de reciente designación, se ubica en la confluencia de la Avda Sta Cruz de Tenerife con la calle La Sierpe, y también, con las calles de Segovia y Virgen de la Portería, y con la Plaza de San Antonio (realmente, la rotonda formaba parte de la plaza, hasta la secesión-dedicatoria), y muy cerquita de la fuente de la Sierpe, ya citada en este bló. El monolito de Granito Abulense™ se nota que está recién tallado; se completa la dedicatoria con una inscripción y un pequeño relieve metálico.

Bueno, y ahora comencemos una crítica constructiva. Para empezar, es triste que el monumento propiamente dicho no se ubique en el centro geométrico de la rotonda, como sería de esperar, porque ahí había previamente una farola; esto resta empaque al pretendido homenaje. Se nota mucho que es un post-homenaje. Además, colocar en una rotonda un monumento que sólo es legible/visible desde una sola dirección me parece un contrasentido. Las rotondas están hechas para ser admiradas durante todo el proceso de giro rotondil en sentido levo. Además, esto de dedicar los redondeles de las rotondas, sin que afecte siquiera al callejero, lo veo más pillao por los pelos que aquella costumbre decimonónica de poner una placa de esas de «En la casa que había justo aquí antes de tirarla para construir pisos, nació el famoso Fulanito».

Sin embargo, siendo un chisme barato, está algo más currado que otras rotondas post-burbujiles; se ve que la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (sic) anda mejor de pasta que la de los mozos de Nuestra Señora de las Vacas o el Patronato de la Vera Cruz. Ya el nombre de la cofradía, que no puede ser más largo y rimbombante, hace referencia a todo un señor duque, el de Medinaceli. Sí, no alude -directamente- a la bella localidad soriana de falsa etimología*; al parecer era el dueño de los terrenos de la primitiva sede de esta devoción con «patrocinador oficial». No sé si también tendrá que ver que el símbolo de la esclavitud** de Cristo (una S atravesada por un clavo, que es un poco como los jeroglíficos del abecé: S+clavus = Sclavus) se parezca sospechosamente al del dólar.

Continuamos para bingo. Lo que se ve al fondo es la iglesia de San Antonio***, que además es convento de padres franciscanos. A mí eso también me parece otro lío, deberían ser Padres Antonianos, o dedicar el tempo a San Francisco de Asís, y no a San Antonio de Padua… que no era de Padua, era portugués, aunque fueran colegas. It’s very difficult todo esto. Al parecer, esta iglesia es también la sede de la imagen venerada por la archicofradía, y por eso se eligió esta rotonda.

Como autocrítica a mí mismo, el jardincillo que rodea suele estar más florido y hermoso, pero hice la foto en enero, por lo que no queda tan bonita como pueda estar en temporada de flores. En cualquier caso, la cubierta vegetal ayuda a que la chapuza de la dedicatoria «by the farola» no quede muy cutre; de no ser así, el monolito quedaría, como decía mi tía, como un perantón.

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(*) De toa la vida te decían los sorianos que Medinaceli venía de «Medina Coeli» (ciudad -en árabe- del cielo -en latín-, por estar en un alto) pero cuadra más que su origen sea «Medina Selim», la ciudad de Selim. Otro lío a añadir al desaguisado éste. Como lo de pronunciar «coeli» como «cheli», el que sacaba el whisky en aquella canción de los 70, digo de los 75.

(**) Por cierto, lo de que a judíos, moros y cristianos, durante siglos y siglos, nos haya parecido bien la esclavitud (o al menos, no haya sido incompatible con el resto de preceptos, mandamientos, pilares y demás instrucciones prolijamente detalladas en los libros sagrados) da un poco que pensar.

(***) San Antonio fue famoso por predicar contra la avaricia y la usura; el hecho de que un rayo incendiase la cúpula de esta iglesia en 1990 igual nos quiere decir que San Antonio no está muy contento con algo. Por lo menos, con la ausencia de pararrayos en la antigua cúpula****.

(****) Ahora sí que tiene pararrayos. Mi cuñao el arquitecto siempre me dice que un pararrayos en una iglesia demuestra falta de fe, pero viene bien.

Patronazgo de la denominación de origen de nuestro afamado chuletón de vaca avileña

La Rotonda de las Vacas Avileñas está ubicada en la Glorieta de Nuestra Señora de las Vacas, que es la del arco del puente, que es la puerta de la muralla que mira hacia el río Adaja, y hacia el lejano oeste, si uno tira para más allá. Un chirimbolo de piedra (probablemente reciclado de algún otro ex-monumento, como el del Padre Liquete) y un par de chapas sobre el chirimbolo (sospechosamente parecidas a las del susodicho padre) forman este sencillo homenaje. Bueno, sencillo es pasarse.

Detalle chapero

Está claro que los arqueólogos que excaven nuestra ciudad en el futuro podrán identificar claramente el estrato correspondiente al periodo posterior a la crisis del ladrillo (el postladrillense, o postburbujeño para otros autores) gracias a la presencia de este tipo de monumentos, que muestran a las claras la escasez de fondos del consistorio. En concreto, esta dedicatoria pudo sufragarse gracias al sobrante de la partida presupuestaria para la chocolatada del día de los mayores*.

Para los forasteros que no conozcan la historia de nuestra ciudad, hemos de explicar que allá por la época postmedieval se construyó en el exterior del perímetro amurallado una ermita consagrada a la Virgen de las Vacas**, patrona de los chuletones y también del barrio que entonces, siendo un arrabal de la ciudad, estaba poblado por gente humilde y trabajadora. Pronto, los mozos de este barrio demostraron una gran devoción hacia la juerga (jarana, dicen ellos), y a montar fiestas que rivalizaran con las «oficiales» de la ciudad, con notable éxito (el listón tampoco estaba muy alto, seamos sinceros).

El ayuntamiento, a petición popular, decidió dedicarles una rotonda, y he aquí en lo que quedó la promesa. Bueno, al menos la promesa se cumplió, no como otras cosas. La rotonda no está en el barrio de las Vacas, pero como ellos se van de juerga por toda la ciudad, portando la imagen de su patrona, pues parece que el sitio les vale. Nótese que leer el cartel es complicado; para hacer la foto me tuve que colar, con riesgo de mi integridad, dentro de la propia rotonda, en una fresca mañana de invierno.

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(*) Es un acto prepostelectoral en el que se reparte chocolate con churros gratis al sector mayoritario de la población abulense (los nacidos entre el achelense y el auriñaciense), provocando la afluencia masiva de abueletes que no se pierden una de éstas aunque el médico les haya prohibido el azúcar, sus derivados y demás excesos.

(**) Al parecer, la aparición mariana se produjo en una vaquería; al no existir en el siglo XIII la denominación de la Raza Avileña Negra Ibérica, no se ha podido constatar la vinculación con la misma; pero no cabe duda de que las posibilidades de que las vacas pertenecieran a esta variedad es bastante más alta de la que se otorga a la presencia del obispo San Segundo en nuestra urbe, y -ni que decir tiene- a la de los restos del apóstol Santiago en Compostela.

Apurar los pianos al límite es lo que tiene

Nuestra rotonda de hoy no tiene nada de singular, pero es una muestra de cómo en algunos casos algunos conductores han de apurar las rotondas al límite del trazado, provocando simpáticos desperfectos. Se ubica en el Paseo de la Estación (antiguamente, Avda de José Antonio, psente), casi al final de la misma, en la confluencia con las calles del Ferrocarril y Banderas de Castilla*.

En ella, muchos conductores -sobre todo de vehículos largos- imitan a Fernando Alonso en Ímola, y se suben al adoquinado de la rotonda para mejorar el tiempo de paso por curva. El resultado está a la vista, la señal de rotonda presenta -a la vez- azimut y alabeo. Probablemente haya sido enderezada bastantes veces, pero en el momento actual adolece de la enfermedad de La Peyronie.

Otro defecto de la rotonda es su falta de redondez, ya que la rotonda se ha estirajao para adaptarse al hecho de que las calles Ferrocarril y Banderas no estén la una en frente de la otra, Ávila está llena de imperdonables faltas de ortogonalidad. En este blog siempre defenderemos las rotondas perfectamente circulares y la tortilla de patata con cebolla. ¡Vivaspaña!

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(*) Habrá muchas banderas en Castilla, pero esas «banderas» son una metonimia para designar a las unidades de voluntarios falangistas en la Guerra Civil, al modo de la legión. En Ávila tenemos mucha memoria histórica.

Allons, enfants…

La rotonda de Villeneuve sur Lot se ubica en la glorieta del mismo nombre. ¿Es usted abulense y no sabe cuál es? Nomextraña. Bueno, a lo mejor si les digo que es «la de Don Carmelo», o la del puente de la estación, o que está en la confluencia del Paseo de Don Carmelo con las calles de La Sierpe y del Ferrocarril, igual se aclaran más. A ver, es esta rotonda…

C’est la mentioné rotondé

Los que tenemos cierta edad recordamos cuando, en los 80, nuestro ayuntamiento presentó triunfalmente* el hermanamiento de nuestra ciudad con la localidad de Villeneuve sur Lot. Hubo festejos y justas postmedievales (mercadillos, todavía no). Por fin teníamos una hermanita. La corporación de aquí fue «invitada» a viajar a Aquitania, y la de allí, a subirse a las murallas y probar el chuletón, para resaltar la fraternidad entre los pueblos, y eso se repetiría un par de años. A mí, entonces, Villeneuve me sonaba al inútil almirante gabacho -valga el pleonasmo- que nos llevó a la derrota en Trafalgar (entonces nos enseñaban esas cosas patrióticas, como que los monos de Gibraltar debían ser españoles y que Guzmán el Bueno defendió Tarifa regalando cuchillos).

Bueno, que me despisto. En algún momento posterior (porque ese cruce tuvo semáforos hasta bien entrado el siglo XXI), se decidio ojomenear a la villa hermana dedicándole una rotonda. Desafortunadamente, a nadie se le ocurrió poner una figura de fierro morroñoso alusiva a esa muy noble y fermosa ciudad francesa**, se ve que no había presupuesto. Y se optó por algo más sencillo, un par de carteles, que no están ni en lo que viene siendo el redondel rotondil, como sí sucede en nuestra Barbacoa Kosher. Yo descubrí la denominación rotondera una oscura mañana que iba cogiendo pokemon, camino de la estación de autobuses, y casi me choco con uno de los carteles***, que está atravesado en la acera. Lo del texto con letras negras en cristal casi transparente es otro logro del camuflaje, cuesta leerlo; si llego a hacer la foto un día con más sol, sólo hay reflejo.

Son dedicatorias así como pa cumplir, dedicatorias ma non troppo. Tanto, que si buscas la glorieta en el Gúguel Maps, no existe; te sale esta cosa que va debajo y que no sé qué tiene que ver. Como las calles (jardines) dedicados al Padre Liquete, o a Loki y Rodríguez Almeida, que se encuentran en un plano adimensional. Y estoy investigando, ojo al dato, otras rotondas con dedicatoria que no tienen ni cartel.

Search WTF?

La rotonda no tiene mucho de particular, hierba y algún matojo… Buenosí, tiene un multifarolo grande que de noche aporta una iluminación más que aceptable; siendo este punto uno de los que soporta más tráfico de la ciudad, es de agradecer.

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(*) Ciertamente, los ayuntamientos tienen por costumbre anunciar cualquier cosa triunfalmente, aunque sea que se ha repintao un paso de cebra.

(**) Es chula, con sus casas colgantes sobre el río Lot. Merecía más un hermanamiento con Cuenca.

(***) Habría sido uno de los accidentes in itinere más penosos de relatar en la mutua.

-¡Que viva el doctor Ángel Torres!
-Se pronuncia Fronkonstin…

La rotonda del Dr. Ángel Torres* está ubicada dentro del recinto del Hospital Provincial de Ávila, justo frente a la entrada principal. Consta de perímetro exterior adoquinado, perímetro interior de seto vegetal con pinchos, y busto sobre peana de granito, que muestra la imagen del susodicho matasanos mirando hacia la salida. El nuevo trazado de los jardines de la entrada la ha desrotondizado un poco, pero todavía hoy hay que rodearla con los coches (claro, si vas de frente te zampas al doctor Torres).

Es una de las rotondas más antiguas de Ávila, yo al menos la recuerdo desde siempre, desde antes de que se impusiera el movimiento rotondil que, inspirado en las retransmisiones del Tour de Francia que veíamos por la tele (qué rotondas tan verdes, qué piñazos se pegaban a veces los ciclistas), sembró nuestra ciudad de estos catalizadores de tráfico. La nuestra es una rotonda ornamental, como esas que hay delante de las mansiones inglesas**, que llegan los invitados con el Bentley, y tras rodearla lentamente, haciendo sonar la gravilla, estacionan delante de la entrada para bajarse a saludar a Lord Whoreson, mientras el chófer y el criado se ocupan del equipaje, se miran a los ojos y el tiempo se detiene.

Bueno, que nos desviamos… La rotonda siempre la recuerdo con su chirimbolo, la estatua de Don Ángel, que es bastante postmedieval. Como en aquellos tiempos (ya hace casi un siglo) no se llevaba el fierro morroñoso, al escultor no le quedó otra -para dotarle de cierto empaque rotondero- que sacarle con una cara entre Arnold Chuarcheneguer y Karol Wojtila. Destilando mala leche, vamos. Seguramente, quería expresar las dificultades que tuvo que afrontar el Dr. Torres para sacar adelante su humanitario proyecto.

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(*) Disclaimer: en Getafe tienen otro busto dedicado a otro Ángel Torres, pero en su caso es de tipo futbolero, es un Ángel distinto.

(**) Oño, que no sus creéis ná, mirad la foto de la página del Sacyl, qué bien queda, si parece la casa de la familia Crawley…

El ciclista imposible

Dentro del parque de rotondas abulenses, hay algunas de contenido triste, pero si queremos que este catálogo esté completo, no podemos obviarlas. La que nos ocupa ahora se encuentra en la N-403 (Ctra de Toledo), en su confluencia con el Paseo de Nª Sra de Sonsoles y la Calle Maceros. Está fabricada en fierro morroñoso, y tiene una réplica en El Barraco, el pueblo del autor. Y como en Ávila nos conocemos todos, esto va de conocidos.

Tengo un buen amigo que pudo haber sido ciclista profesional, pero lo dejó antes de dar este paso. Alto, no subía mal y en el llano iba -y todavía va- como un tiro. Pero algo le hizo decidirse a dejarlo. En su última temporada, corriendo una vuelta por etapas, tenía de compañero de equipo a otra joven promesa que despuntaba en la carretera… y en más sitios. Cuando mi amigo se iba a la cama, rendido, el compañero se iba de juerga. Era normal que se presentase en el hostal a las tantas, y a veces -pues lo de ligar también se le daba bien- con compañía. «Déjame la habitación, apañáos en otra, anda». Y al día siguiente ganaba la etapa. Y mi amigo pensó: «si yo, que entreno y llevo vida monacal, no le gano a este bandarra, es que lo del ciclismo no es lo mío».

Así pasó, que él terminó de informático conmigo en El Mal™, mientras que su amigo Jiménez Sastre llegó a ser un crack del ciclismo, campeón de España y vencedor de etapas míticas en las grandes vueltas. Y todo, sin dejar la juerga. Muchos pensábamos que podría haber estado entre los más grandes, de haberse cuidado un poco más. Pero José María «el Chaba» no era de cuidarse, como Mágico González* y como tantas otras figuras a las que la noche les confundía. Posiblemente no habría soportado un deporte tan sacrificado, si hubiera tenido que llevar lo que para él habría sido una vida aburrida.

Y no sólo sería matar el aburrimiento: sabido es que el ciclismo profesional de esos años se basaba en grandes dosis de «medicina deportiva» (ya dijo Melchor Mauri que «esto no se cosigue sólo con espaguetis»), y no debía ser fácil tener que pasar por el aro, sabiendo que para mejorar tu clasificación le estás haciendo un flaco favor a tu cuerpo y al deporte. Por cierto, Chaba alguna vez comentó, medio en broma, medio en serio, que su cuñao nunca ganaría una gran vuelta si seguía poniéndole pegas al «alpiste». Se refería al marido de su hermana, Carlos Sastre Candil**, que al final creo que ganó alguna carrerilla en Francia.

Sin embargo, y siguiendo con los parientes, hasta en sus momentos de más fama, para mi señora, Chaba Jiménez no era sino «el hermano del Tuberías», pues así era como apodaban a Juan Carlos Jiménez Sastre en la Escuela de Artes y Oficios, cuando ella también estaba por allí, aprendiendo buenos oficios y malas artes. Ya me contaba que Juan Carlos pertenecía, como mi compañero de estudios -ya mencionado en el Ávila Road Museum- Santi López***, a ese grupo de gente cuyas neuronas funcionan por caminos menos trillados que los nuestros (y a los que el fierro morroñoso les parece un material noble). A él le correspondió realizar su obra más triste, el homenaje a su hermano prematuramente fallecido.

También falleció, mucho más joven, otro ciclista abulense, Victor Jiménez Garcinuño, a quien también se le dedicó una figura en la rotonda cercana al monumento de Los Cuatro Postes, en la carretera de Salamanca. Son dos rotondas tristes. Y, como aficionao que todavía de vez en cuando pedalea, recordar que los ciclistas tenemos derecho a ir por calles y carreteras; y adelantarnos pasando vuestro espejo retrovisor a 20cm de nuestra cabeza no es agradable.

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(*) Alguien de quien Maradona dijo que era mejor que él.

(**) Aquí va otro true fact, para animar un poco el post. Cuando mi hija andaba aprendiendo a montar en bici, en esa fase de «no me sueltes, papi, que no te suelto, tú mira palante, etc», volvió un día del cole tan contenta diciendo que ya sabía montar, que le había enseñado Carlos, uno que ha venido a la clase de gimnasia con bicicletas. Y era verdad, desde aquel día ya no hubo que ayudarla****. La muy (####) todavía presume de que le enseñó a montar en bici el campeón del Tour. Resulta que cuando se retiró, Carlos Sastre se dedicó a fomentar el deporte infantil por los coles de primaria de Ávila.

(***) Autor, entre otras, de la escultura Jamón Jamonja , en otra rotonda ya citada.

(****) Mi hija ha heredado la torpeza deportivo-motriz de su padre; y con el miedo que tiene a la velocidad y su poco peso, es el único ciclista del mundo que va más deprisa cuesta arriba que cuesta abajo.

¿Un traslador? No. El límite de la tarifa urbana del taxi de los sefarditas

Recientemente, mi amigo, y también postamigo, @gbuenadicha, me señaló la existencia de este chirimbolo rotondero en el que no me había fijado, a pesar de frecuentar la carretera en la que se ubica, que no es otra que la rotonda de San Mateo*, en la confluencia de la Avda de Juan Pablo Palito Palito (coloquialmente en Ávila, la M30) con la N-110 Soria-Plasencia (también formaría parte de la N-403 y, si consideramos su origen de kilometraje, además, la N-502 Avila-Córdoba**). En primer lugar explicaré su teoría, y después, el resultado de mis investigaciones.

Según Willy, se trata de un Traslador. Para los que no hayáis visto las películas de Jarry Potter, ni leído sus libros, un Traslador es un objeto encantado que permite, a la persona que lo toca, viajar a un lugar específico donde existe otro Traslador. La mayoría de las veces, un Traslador es un objeto cotidiano que no llama la atención de un muggle (no mago). En mi caso, eso de no llamar la atención ha funcionado. Ávila está rodeada de estos elementos, algunos ya han aparecido en esta sección, como la llave 13-14 o el Coeniano monumento de Muerte entre las flores. Creo que me falta el que hay al lado de la exfábrica de fragonetas, y puede que haya más.

Sin embargo, cuando estuve haciendo la afoto, pude tocar el chisme, y no se produjo ningún evento sobrenatural. Cierto es que mi capacidad mágica es inferior a la de Rincewind, pero al menos podría haberme dado una descarga electrostática o una sensación de que estoy en unión mística con la madre naturaleza y los seres que por ella pululan, como los na’vis de Avatar. No se produció nada de eso.

Y entonces empecé a pensar, algo que hago con poca frecuencia desde que me echaron de El Mal™. A ver, tenemos unos chismes con forma de circuito metálico, con la etiqueta «Ávila», ubicados en puntos que gordean*** nuestra ciudad estratégicamente. Una urbe, por otra parte, que tiene a gala haber sido¡ ciudad de las tres culturas y religiones, aunque lo que venía siendo la maqbara musulmana fue arrasada para construir viviendas encima, y en cuanto a los judíos, aquí se celebró –con barbacoa incluida– esa fiestuqui del Santo Niño de La Guardia…

¿Judíos? Y recordé qué jracias a haber visto la serie Unorthodox, sobre fundamentalistas judíos en Nueva York, me enteré de lo que es el eruv, un cerco físico (antiguamente serían las murallas de la ciudad, en la actualidad puede valer un simple hilo metálico) que delimita una ciudad en la que viven judíos, y que permite moverse por dentro de su perímetro durante el sabbath sin quebrantar las estrictas normas de su fe. El eruv de Nueva York mide más de 30 kms, es carísimo de mantener, y zigzaguea por las avenidas que gordean Manhattan.

Creo que las obras de zanjas y trincheras que durante estos últimos meses se han realizado por la zona noreste de la ciudad también tienen que ver con ello, camuflando sus intenciones bajo la excusa de extender una red de tubillos calefactores de energía patafísica (o algo así, todavía no sé muy bien en qué quedará eso que publicitan). Así pues, estas figuras serían realmente los límites del eruv de Ávila, probablemente, con la intención de ponerlo en valor**** durante los próximos Mercados Postmedievales.

Bienvenida sea esta nueva infraestructura, a la que sin duda se unirán próximamente la piscina mecánica y las escaleras olímpicas.

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(*) Al menos, así lo llaman las peñas de ciclistas globeros que la usan como punto de salida/quedada para sus rutas hacia el salvaje oeste de la ciudad, no sé si es el nombre oficial.

(**) Sí, la N-502 es la carretera Ávila-Córdoba, aunque realmente ni empieza en Ávila capital, ni llega hasta Córdoba city, ni nadie que vaya de Ávila a Córdoba utilice esta ruta. Es directa, pero demasiado postmedieval.

(***) Así pronunciaba esta palabra mi sobrina cuando era pequeña, and I think it’s beautiful. Cuando coloreaba un dibujo, primero lo gordeaba (para no salirse) y luego lo rellenaba.

(****) Expresión que en castellano moderno quiere decir «tirar dinero tratando de promocionar algo que no conoce ni el tato, fuera de aquí». Se usó mucho durante la primera década del siglo XXI, cuando, durante la burbuja del ladrillo, se pusieron en valor un montón de cosas que hoy en día languidecen, como el Centro de Interpretación del Misticismo.

Sepulcros prehistóricos megalíticos en tu ciudad

Los dolmenes de corredor -hay al menos dos- recientemente restaurados, tras su hallazgo durante las obras de urbanización del ensanche abulense, son una de las últimas incorporaciones al Ávila Road Museum. Estos fermosos monumentos megalíticos, prueba palpable de la rica prehistoria abulense, se ubican en la Calle Gloria Fuertes. Seguro que ni los abulenses saben dónde está esta vía; es una de las últimas calles de Las Hervencias, ya casi pegando a la Escuela de Policía, más allá de las puertas de Tannhauser. Agradecemos a @gbuenadicha que nos mostrase estos monumentos, que descubrió durante sus prospecciones para ubicar el nuevo helipuerto.

Hasta hace unos años, únicamente se conocía el Dolmen del Prado de las Cruces, en Bernuy Salinero; que realmente está a menos de 5 kms en línea recta de estas otras dos joyas neolíticas, por lo que se estima que podrían haber sido construidos por la misma tribu. Estos -presuntos- monumentos funerarios solían constar de una estructura circular de piedras, a la que se accedía por un pasillo protegido por losas, que comunica el mundo exterior con el inframundo; se pueden encontrar en buena parte de Europa Occidental y también en Ávila Oriental.

El estado de conservación de estos dos túmulos era bastante lamentable, por lo que se procedió a su restauración. Al carecer de fondos, el consistorio decidió aceptar el patrocinio de una jran empresa eléctrica, que encargó el proyecto al mismo becario del edificio de Moneo. Siguiendo un enfoque kantiano, el resultado mantiene la forma (Gestalt) original del sepulcro, aunque los materiales empleados (Verbendetematerialien) distan de los originales (Dirnecatastrophe). Y de paso, se aprovechó para colocar infraestructura de transformación en el centro, un win-win.

Dolmen Iberdrola Adolfo Suarez Viva el Dioce Gloria Fuertes Lagarto Spock 1

El conjunto se ha dotado de una protección vegetal de cupresáceas (como corresponde a una tumba, ahí estuvo fino el becario), que proporciona una sombra alargada (como corresponde a un ciprés, ahí estuvo fino Delibes*) y oculta algo a la vista semejante engendro a los escasos paseantes que deambulan por un lugar tan apartado.

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(*) «La sombra del ciprés es alargada» también tiene que ver con una Ávila encerrada por sus murallas, por cierto.

El Rotondisco

El Ávila Road Museum, ese espacio discontinuo, no acotado y no derivable de monumentos y chirimbolos perpetrados en rotondas, se complace en traer a sus pantallas nuestra más reciente hobra: la Rotonda Terry Pratchett. Se ubica en la confluencia de las calles Arévalo, Dos de Mayo, Eduardo Marquina y Duque de Alba. El monumento es tan sutil que ha pasado inadvertido para la mayoría de los abulenses. Por un error de la cartelería, al principio se colocó una placa en la que figuraba la leyenda “Cronista Terry Pratchett”, pero tras advertir el error, se ha rectificado*.

Es bien conocida la devoción que tenemos los abulenses por este insigne escritor. Tras su fallecimiento se presentaron varias iniciativas dedicadas a honrar su memoria, como, por ejemplo, la del concejal @pepeherraez: construir una gigantesca réplica de la imagen del Mundodisco sobre la antigua estación de autobuses, aprovechando su forma de meseta circular (la moción fue desestimada, como todo lo que propone). Al final, el consistorio se decantó por una rotonda -no deja de ser un mundodisco en miniatura- para ubicar este sencillo pero sentido homenaje.

Como se puede ver, las pequeñas esculturas representan tres sombreros muy significativos para los pratchettófilos, colocados sobre bolardos preexistentes a modo de cabeza: a la izquierda podemos ver el sombrero del mago Rincewind**; en el centro y al fondo, el característico sombrero que solía llevar el propio Terry, y a la derecha, un sombrero de bruja***; todos ellos fabricados en el material rotondil por excelencia, el fierro morroñoso. Es de agradecer que la artista, especialmente recomendada por @CamaradaBakunin, se apartase de la tradición rotondil-morroñosa (esto es, plantar chirimbolos de varias toneladas y que encima nadie sepa qué leches son).

Como dato curioso, un munícipe por antonomasia, que prefiere permanecer en el anonimato, pidió agregar el sombrero de Lord Vetinari (alcalde vitalicio de Ankh-Morpork, la principal ciudad del Mundodisco), pero al parecer este arquetipo del gobierno maquiavélico no usa sombrero. Tampoco prosperó la moción de @Sonsoles_Avila, que pedía que la coral Amici Tui entone el himno “I shall wear midnight” cada Glorioso 25 de Mayo (día de Terry Pratchett), desde el cercano templete del Jardín del Recreo, como parte del festival «Moporkensis».

Para todos los que esto que estoy contando os suene a chino, probablemente es porque conocéis poco de la política abulense y del Mundodisco. Sobre lo segundo, os recomiendo leer todos los libros que encontréis. Sobre lo primero, he de deciros que [HTTP Error 404] blog Los 4 palos [400 Bad Request].

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(*) @gbuenadicha protestó por la eliminación de la categoría de “cronista”, ya que, de alguna manera, Pratchett es el cronista del Mundodisco; y su historia no es más ficticia que aquella que dice que San Segundo fue obispo de nuestra ciudad, o que Jimena Blázquez ahuyentó a la aceifa montando un carnaval sobre el adarve de la muralla.

(**) Rincewind es el peor mago del Mundodisco, incapaz de hacer hechizos****. Para reivindicar su profesión, usa un sombrero en el que está escrito «Wizzar» («Echizero»).

(***) Las brujas del mundodisco son todas ellas personajes adorables, siempre que no se enfaden contigo. Y el color preferido de su ropa no es el negro, es el medianoche. De ahí la canción «I shall wear midnight».

(****) Bueno, técnicamente podría hacer UN hechizo. Y sólo ese, porque se instaló en su cabeza y no le deja aprender más. Si lo conjurase, podría destruir el mundo. El nuestro también.