Gelifractum est (Foto @gbuenadicha)

A instancias de nuestros lectores**, siempre atentos a todo lo que acontece en esta nuestra ciudad, el Ávila Street Museum se complace en incluir entre sus engendros esta escultura que, como aquella carta robada de Edgar Allan Poe, estaba «oculta a la vista de todos»: el Monumento a la Gelifracción. Se ubica en la mediana prerrotondera de la Calle Nª Sra. de Sonsoles, según desciende hacia la Plaza del Descubrimiento. Lleva allí desde 1992 sin que nos hubiésemos percatado de su existencia. Que no se entere el Camarada, normal; pero lo mío no tiene perdón.


“Gelifracción” viene a significar algo así como “rompehielos” sólo que a la inversa; en este caso es el hielo el que rompe cosas, por esa extraña particularidad que tiene el H2O de expandirse cuando se solidifica, actuando como una cuña cuando se mete por las rejendijas de las piedras hasta conseguir meteorizarlas; como si fueran un partido de izquierdas en un congreso por la unidad ideológica.


En este caso el artista quiso representar el proceso como una cápsula del tiempo. El monumento, de estilo cubista/poligonero, se plantificó allí hace muchos años, disimulado en forma de ideograma simbólico-historicista; pero fue concebido de una manera tan ingeniosa que, pasados los eones, es ahora cuando constituye un vivo ejemplo del citado fenómeno geológico. Todo ello gracias a usar un material poco abulense (excepto para el granítico pedestal); ya nos pasó con el enlosado de la Plaza de Santateresa, que al llegar las primeras heladas ya parecía la bandeja del turrón.

Vista del monumento, de la sombra del fotógrafo y de la bici del fotógrafo

Estamos a la espera de que, completado su desarrollo conceptual, sea reinaugurado por las autoridades locales, bajo un titular de Avilared que incluya el adverbio “ahora”, con esa manera tan irónica que tienen de apelar a la hemeroteca y que tanto deleita a los ciudadanos abulenses.

POST-IT: Nuestro crítico de cabecera, Gebue Nadicha*** no descarta que el autor también quisiera reflejar el poder destructor de las naturaleza en su conjunto pues, aprovechando las hiendas creadas por el hielo, algunas especies vegetales han conseguido enraizar en el monumento, colaborando así a su lenta pero inevitable destrucción.

Detalle vegetal

(*) Lo incluimos en el Street y no en el Road porque no está (aunque estuvió originalmente) en el centro de la rotonda.

(**) En realidad, nuestro lector y autor de estas fotos a su vez ha leído la nota de otro lector que había comunicado el lamentable estado de esta escultura al Diario de Ávila, sin conocer que todo formaba parte de un plan.

(***) Que se ha negado a aparecer en una nota al pie, por lo que adoptamos excepcionalmente esta otra figura retórica.