Ni en agosto dejamos de darles la brasa con el Ávila Street Museum. Hoy traemos a primera plana una de las esculturas más bellas de Ávila (de las que están fuera de edificios, in de estrit, que tenemos un tostao y un segundo muy bonitos). Se trata de la figura denominada «Declaración complementaria fuera de plazo», y -lógicamente- se ubica frente a la Delegación de Hacienda, en la Plaza del Corral de las Campanas.
El autor ha sabido captar la expresión compungida que el contribuyente -llamémosle Juan- presenta ante el inspector de Hacienda que le acaba de pillar en un renuncio y le ha metido el correspondiente sartenazo. Sus ojos imploran perdón y la sanción mínima. Si alguna vez buscan esta delegación, pregunten por Juan, y sigan su mirada.
La historia de Juan data de tiempos postmedievales, as usual. Al parecer, el chaval vivía feliz fundando sociedades offshore sin licencia; pero, descubierto por Hacienda, fue encarcelado varias veces entre 1575 y 1577. Mientras estaba en prisión, escribía poesías que luego rapeaba en voz alta, para disgusto de los carceleros. Y como curiosidad, fue amigo de una tal Teresa (no digo más).
El fondo de la foto está raro pero son cosas de mi móvil, que no es pa tirar cohetes. Días antes de realizarla, alguien había añadido, para dar más realismo, un ramito de flores; que ya aparecen algo mustias.
Cuando se inauguró el monumento original, allá por 1962, ya se hizo un chiste sobre el santo y el emplazamiento de la escultura.
Y no es mal chiste:
-¿En qué se parece san Juan de la Cruz a Jesucristo?
-En que a los dos les pusieron entre dos ladrones.
(No hace falta decir, excepto para foráneos, que a un lado quedaba la Diputación provincial, y Hacienda al otro).
Es cierto, se me ha pasado comentar que anteriormente el monumento era de tipo «mural pétreo» con el verso de las gracias derramando escrito en letras más grandes. Lo de los dos ladrones no lo conocía, siempre se aprende algo nuevo de nuestros amables lectores.