El tiro con arco más que un deporte es un cosplay postmedieval, pero como hay competiciones de ello, aquí lo traemos. A ver, ya os hacéis una idea, ¿no? Consiste en ver quien tiene más puntería lanzando flechas a una diana, aunque existen otras modalidades más peliculeras. Como lo practican cuatro gatos, al menos hemos de reconocer que no son tiquismiquis con los novatos (como pasa en otros deportes ya descritos en este bló). Y te suelen advertir de que cuidadín con estos chismes que son peligrosos. Justo después de que te inviten a lanzar una flecha. Y mientras se ponen a cubierto.

El tiro con arco es un deporte que, desde esta bitácora, desaconsejamos. Cualquiera podría pensar en el riesgo evidente: dejar a alguien que pase por allí como a San Sebastián, pero no sólo es eso. Es que también es peligroso para el lanzador. Los arcos caros tienen sistemas de poleas, tensores y vectores, ojo, que no cualquiera los tensa, pero tienen MUCHA FUERZA, sueltan un latigazo bastante considerable al liberar la flecha y si lo haces mal te estropicias los deditos o el antebrazo; incluso los ejpertos usan un guantelete para protegerse.

Y luego hay una cosa mu tonta pero que también te advierten rápidamente. Ojo al sacar las flechas de la diana (en el supuesto de que hayas acertado alguna). La manera normal, la que usamos para soltar los dardos de la diana del bar, puestos frente a ella, no es conveniente si no quieres clavarte la parte posterior de la flecha en el mesmo ojo o en las fauces o en la garganta (según tu altura); es mejor sacarlas puestos de lado, en plan toqueteo de flauta travesera.

Obviamente, también es peligroso para el resto de personas alrededor del lanzador. Mucho más. De niños, en el pueblo, jugábamos a hacernos arcos con alguna rama flexible y una cuerda de las alpacas, y usando como flechas las varillas de los cuetes del día de las fiestas patronales. Si los de la pandilla conservamos la visión binocular sólo es consecuencia de la baja calidad del material y de la mala puntería; los accidentes -que los hubo- fueron más en el proceso del juego propiamente dicho, que -dado que en aquellos tiempos se estilaban las películas de indios y vaqueros– incluía trepar a los árboles y saltar como Caballo Loco con el tomahawk*. De haber tenido material mejor -incluso el de primer precio técnico barato for beginners de las cadenas de deportes de ahora- alguno habría sufrido perforaciones de estómago, con orificio de entrada y salida.

Como dato curioso, en este deporte existe un doping muy raro; si en otros deportes se usan anabolizantes para estar más cachas, EPO para resistir durante más tiempo el esfuerzo, o estimulantes para estar frenético y no sentir el cansancio, aquí es al revés; alguna vez han pillao a arqueros usando sustancias que te dejan apajolao y paralizao (betabloqueantes, etc), con la idea de que seas una estatua al lanzar la flecha. Eso pa que te hagas una idea de en qué mundo se mueven. Por algo el papa Inocencio II prohibió el uso de los arcos en la guerra. Ya lo veía venir. Spoiler: no le hicieron caso**.

Al ser un deporte minoritario, los campeonatos no tienen mucha relevancia salvo entre los miembros de la secta; el último campeón conocido, así en plan firmar autógrafos, fue un tal Guillermo Tell***, y de eso hace ya casi un milenio; con lo que además de los riesgos descritos, incluso siendo un crack, tus posibilidades de medrar (o de ligar como los galácticos) son muy limitadas. Bueno, al menos, en Ávila tienen el mercado postmedieval, que es una oportunidad única para practicar este deporte sin parecer un friki recreando Crécy, ya que estarás rodeado de caballeros con o sin armadura, frailes, princesas Disney, pícaros, titiriteras, concejales, mesoneras, madrileños y buhoneros. Tu gente.

Por todo esto y más, aquí queda nuestra desaconsejación.

(*) Entonces no conocíamos a Legolas ni soltaríamos rollos en plan «este arco fue fabricado por el enano Fútbolin y el elfo Éldelbar con madera del árbol Otannenbaum; las flechas fueron afiladas en la fragua Forgesporánea, y las cuerdas de las alpacas me las ha dado mi tío«. Lo nuestro era ponernos plumas en la cabeza y cortar cabelleras.

(**) La evolución del arco fue la ballesta, con más potencia pero con el inconveniente de tener peor cadencia de disparo.

(***) Es un deporte que hoy en día sigue contando con Guillermos entre sus practicantes mas recalcitrantes. Aunque es posible que el Willy original ni siquiera existiese, o al menos, que la historia de la flecha y la manzana fuese bastante diferente. ¿Tendrá algo que ver este nombre? Si (como afirma el griego en el Crátilo) el nombre es el arquetipo de la cosa,,,

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