El Rincón de Pensar es un homenaje estatuario con retranca, no me cabe ninguna duda. En la misma plaza de La Santa donde hace unos días les explicamos a ustedes el monumento a Santa Teresa y su Registro de Fitosanitarios, se ubica una figura arrinconada, junto a los arcos ciegos del convento de los Padres Carmelitas Descalzos. La figura parece mirar con envidia a la mucho más fotografiada estatua sedente de Teresa, junto a la que no es raro ver a niños sentados mientras sus padres tratan -infructuosamente- de que miren a la cámara y no cometan ningún vandalismo con la figura. Y entonces les amenazan: «como te portes mal, te castigo como a aquel señor», lo que suele causar efecto.
El busto que citamos es bastante postmedieval, desde luego; por suerte no está elaborado con fierro morroñoso, por la dificultad que entraña moldear ese producto infame. Desconocemos si representa a alguien real o imaginario, pero algo habrá hecho pa que lo castigasen así. Nuestra investigación ha sido infructuosa, pero tenemos claro que al menos intervienen 3 personas:
1) El encargador. Alguien, en un momento, decide que la persona homenajeada se merece una estatua. Estas cosas son caras, así que se ve que en su momento había interés, presupuesto y ganas de agradar a los votantes.
2) El escultor. Para nuestra teoría, es el menos importante. Nos basta saber que un bien día se presentó un transportista con el paquete en una mano* y la factura en la otra.
3) El colocador. En Ávila creo que no existe Concejalía de Colocaciones (aunque tengo conocidos que trabajan en el Ayuntamiento y que sólo han podido conseguir el puesto mediante ese sistema). El caso es que alguien abrió la caja y vio asomar el oscuro busto entre pelotillas de poliexpan. Y aquí mi teoría se divide en dos:
3.1) Al Colocador no le caía bien el personaje. O, súbitamente, no le parecería precisamente un santo. Y lo castigó al rincón de pensar.
3.2) Al Colocador no se le ocurría qué hacer con aquel personaje. Y se produjo un embarazoso momento de «No lo voy a tirar a la basura, que esto ha costao su dinero y seguro que alguien se ofende… Coño, yoquesé, ponedla donde se vea pero que no estorbe».
Por cualquiera de las dos vías se llega al mismo resultado. Y aquí estoy seguro de que en primer lugar se pensó en la Plaza de Santa Teresa, bajo el Torreón del Homenaje, en el rincón donde están Isabel, Teresa y el Pack Descuento; pero claro, esa zona está un poco saturada. Así que se eligió este otro rincón, en el que no me negarán que es la ubicación más cutre de todas las hasta ahora vistas en el Ávila Street Museum, aunque sin alcanzar el nivel de sordidez del Homenaje frente a la iglesia de Las Gordillas.
(*): Me refiero al paquete conteniendo la estatua, no a una pose como la de Javier Bardem en «Huevos de Oro».