El chatarrero! Ha llegado el chatarrero! (Confidencialmente)

Ha llegado a mis manos este bello incunable, que procedo a elevar al Ávila Street Museum*, y a leérselo con fruición, como Guillermo de Baskerville haría con el ejemplar de la Poética de Aristóteles**. «Notificación de Transferencia Bancaria», se titula este impreso de publicidad postal llegado desde otro milenio. No es que Correos sea tan lento; es que esto es un auténtico fósil que creíamos extinguido pero, como el celacanto, ha caído vivito y coleando en nuestras redes.

Dudo que ninguna persona joven lea este bló (de entre los pocos que lo leen), pero por si tal cosa sucediera, procedo a explicar qué es este extraño artefacto. Vayamos por partes. En la antigüedad, en lugar de ver el unboxing de un influencer u tiktoker recomendando un producto a-un-click-de-distancia; los cromañones podíamos comprar cosas por catálogo postal. La información te llegaba al buzón en carta, que devolvías marcando tu pedido ¡echándola a un buzón de correos, sí! ¡Y funcionaba! Al cabo de unas semanas tenías que ir a correos a pagar y recoger tu compra (si la compra era «contra reembolso», porque vi algún caso que tenías que enviar el equivalente en dinero pero en sellos de correos).

Pergaminos aparecidos dentro del sobre original

Recuerdo haber comprado música (en extraños formatos analógicos) mediante esa especie de Amazon prehistórico que os describo, engendros con nombres extraños como «Discoplay». También había una variante, conocida como «Círculo de lectores», que funcionaba en modo P2P (Puerta chu Puerta). Algo en común de los dos sistemas era que una vez que caías en sus redes, te perseguían con más ahínco. Eso no ha cambiado mucho.

Sin embargo, dentro de ese juego del cebo y el anzuelo, se mantenían ciertas formas… Que algunos vendedores se pasaban por el forro. El tema no es exagerar un poco las virtudes de la picamatic, que pica verduras, se lava con un chorrito y dura para siempre, permitiendo a tus platos alcanzar el éxtasis masterchéfico. Aquí te ofrecen sin tapujos la transferencia de un jran premio de un sorteo en el que aparentemente ya casi eres ganador, serás idiota si no participas; están buscándote para darte el dinero…

Un folio entero hablando sobre lo afortunado que soy

Hay que bucear entre todos los papelorios para enterarte de que lo que te quieren vender… un anillo. ¡SAURON! ¡QUE ESTABA AQUÍ! A ver, que sortear algo entre los clientes lo hace hasta mi carnicero por navidades; pero esto se pasa; y si no se puede llamar estafa es porque Tribunal Supremo ya ha explicao en varias sentencias que no es un timo si el engaño es burdo y evidente, y haber espabilao. No sus riyáis los millenials, que lo en de los NFT’s también picó mucha gente, y era peor que esas cremas para alargar tu pene en una semana.

Y, last but not least, hagamos pasar… al SEÑOR NOTARIO***, garante de la Ley, que es quien extrae los números del sorteo, como la azafata de La Ruleta de la Fortuna. «Bases ante Notario» es nuestro sello del faraón en la puerta de la tumba en el Valle de los Reyes, una garantía de inviolabilidad celestial. Y así es, el documento-cebo presume de información certificada en papel timbrado****. No puede ser mentira.

Y lo peor es que seguro que alguien pica.

Sí, es bastante tosco, todas esas menciones a abogados, firmas, sellos y protocolos le da una sensación de hautentizidad que te tira de espaldas y rebotas. El dinero está ahí esperando que lo cojas. La Transferencia Bancaria es Automática y está pululando por el ciberespacio, esperando que una mirada tuya la active. El anillo es lo de menos. Me quedaré con la duda de saber qué serán esos «hasta 5 premios por un valor total de 30.000 €».

BOLA EXTRA: La entidad emisora de mis minoyes ya casi ganados es «CaisxaBank». No lo he tuneao, es asín de auténtico. Más que los 130.000 lereles que te prometen. Se ve que antes eran de Bankia, y todavía no se han acostumbrao a estos palabros catalanes. O a lo mejor es un subterfugio legal por si alguien reclama, como si vendes ropa de Kalvin Clein o Guchi.

Como vds habrán visto, la empresa que así nos quiere regalar su dinero es Jhalería del Colerdonista, que no por azar es especialmente activa entre los canales de la TDT más proclives a un gobierno en coalición entre BOCS y Amancio Ortega. Saben cuál es su target (lo cual hace más triste esta mierda, porque evidentemente se dirige a personas mayores). Yo pensaba que esto ya no existía, pero la realidad vuelve a sacarme de otro error. Déjense de hacer burpees o de comprar dogecoins; a los señoros de mi edad nos pone que se rían de nosotros la publicidad engañosa a la antigua usanza.

(*) Lo aceptamos como elemento callejero válido para el ÁSM porque durante su recorrido desde Correos a nuestros domicilios pasa por nuestras calles, nuestros baches y nuestras escaleras mecánicas.

(**) Recuerden, sin chuparse el dedito al pasar la página.

(***) Y había algún tolili que decía que con los Smart Contracts desaparecerían los notarios.

(****) Era algo así como folios con el blockchain dibujao, pa que nos entendáis, millenials.

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