Comenzamos hoy una nueva serie histérico-artística que complementa el ASM (Ávila Street Museum) y el ARM (Ávila Road Museum). La hemos bautizado “Yo soy E.S.A.”, por las siglas de Edificio Singular Abulense. En ella mostraremos todas esas construcciones que, por una razón o por otra (casi siempre, por otra), a pesar de formar parte de nuestro entrañable patrimoño, tienden a pasar desapercibidas para el turista habitual, que suele fijarse más en las murallas, las iglesias y el tuk-tuk, pero que guardan las esencias de la abulensidad.

«Yo soy ESA», a pesar del astronáutico nombre, es una sección nos ha sido sugerida por nuestro fiel seguidor Eu, que se fija en todo; y ya nos ha propuesto varios Edificios Singulares; nos ha jodido, como es gratis… Si le cobrásemos por cada propuesta, ya sus digo yo que se lo pensaría más.

Antes de comenzar con la nueva sección, hemos de advertir que el Adefesio de Moneo queda “hors catégorie”; y no aparecerá en esta sección. El MaMoneo* incumple la condición de pasar desapercibido, porque nos consta que el turista habitual sufre el síndrome de Stendhal  AL REVÉS** cuando llega a nuestra jran plaza y se topa con él. Por cierto, una pareja de Murcia se puso a preguntar a mi señora que qué era eso, y al enterarse del autor se solidarizaron con nosotros, ya que en la plaza mayor de su ciudad les han hecho una jugarreta parecida (el suyo por lo menos es raro).

Bueno, vamos a comenzar con la sección propiamente picha. Como ya habrán adivinado por el título de este post, el primer ESA elegido no es otro que la Extinción de Autobuses, un edificio construido en los años 70 para dar servicio a este medio de transporte. Por alguna extraña razón, el moderno edificio, con su torreta redonda de chapa no morroñosa y sus escaleras mecánicas (las primeras que yo utilicé, no sin cierto temor por la novedá), consiguió tener pinta de viejo bastante antes de lo previsto (sobre todo por el interior).

La Extinción

Como curiosidad, el solar en el que se construyó es el del antiguo campo de fúmbol (el nuevo pasará por el bló). La Extinción constaba de una zona inferior para las dársenas y encima un vestíbulo con las taquillas, un bar y algunos comercios que, en su momento, funcionaron aceptablemente. Y albergaba las oficinas de algunos departamentos ministeriales, luego juntiles, también relacionadas con la teletransportación.

Cuando se planificó un nuevo intercambiador busístico cerca de la estación de RENFE, se valoró aprovechar la antigua (o su superficie) para pegar un pelotazo urbanístico-comercial; pero esto se fue al garete con el pinchazo de la burbuja del ladrillo y la subsiguiente crisis. La Extinción de Autobuses se convirtió en una incómoda patata caliente que unas administraciones se pasaban a otras. Poco a poco, la patata se ha ido enfriando, el edificio se deteriora y se convierte en una desoladora ruina que sólo valdría para rodar remakes de Mad Max o Battle Royale.

Periódicamente aparecen en la prensa noticias sobre el acoso y derribo de la Extinción, pero nunca llegan a nada. Sin más que añadir (quicir, que no sea de mal gusto), esperamos verlos por nuestras páginas durante este 2025 que recién comenzó, en el cual aceptaremos encantados propuestas de todo tipo. Ah, y también aceptamos propuestas para escribir esto del blog.

(*) Además, el Mamoneo ya fue tratado en el Ávila Street Museum, en la subcategoría HH “Hengendros Hododosos”

(**) El síndrome de Lahdnets, aquí hay otro tema a explotar, Camarada.

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