
La Plaza de Toros de Ávila es a la vez una cosa y un coso, y con esto estaría terminado el post. Pero como en este edificio singular han sucedido cosas curiosas, hemos de traerlo a nuestro bló. Con capacidad para 8.500 personas*, eso implica que cuando se construyó, a finales de los 60, el aforo andaría entre 1⁄4 y 1⁄3 de los habitantes de la ciudad. Por eso sólo se llenaba en esas corridas llamadas «de la beneficencia», en las que se repartían entradas a los ayuntamientos de la provincia. Como sucede con estos edificios en la actualidad, la mayoría de eventos que alberga son musicales, (modo cebolleta ON) si aceptamos como música el ruido que escuchan ahora los jóvenes.
La vista frontal de la entrada de la plaza es algo más imponente, con esa imagen de Puerta de Ishtar de Hacendado en Ladrillo Vitrificado que muestra la imagen de la citada Wiki. Estas enormes torres, enladrilladas hasta el cielo y sin vanos, servían como frontón; aunque creo que esta loable y deportiva actividad se ha prohibido o restringido; hasta nos han borrado la raya que pintábamos con tiza para marcar la «chapa» de los frontones profesionales.

Hace algunos años, Willy (el de la ESA esa) propuso usar la infrautilizada estructura para construir un radiotelescopio cónquivo de radiofrecuencias, que permitiese estudiar el espacio profundo y ver los partidos de la Champions; para ello habría bastado con colgar de la cubierta unas lonas con brilli brilli y lentejuelas, que reflejaran las ondas electromagnéticas hacia un receptor central colgandero, en el foco de la parábola. Durante los conciertos y corridas, las lonas se tensarían a posición horizontal, permitiendo dar protección frente al sol, la lluvia u otras inclemencias. Ya tenía hechos todos los cálculos, pero el ingenioso proyecto se pospuso hasta después de lo de la subsede del Museo del Prado, que es lo prioritario.
(*) La plaza de Las Ventas tiene una capacidad de unos 24.000; y la Maestranza de Sevilla de 13.500, por dar una idea. O nos sobra plaza o nos falta ciudad.