A ver, ya somos todos mayorinos y sabemos que los fabricantes de hamburguesas quieren vender hamburguesas y que los fabricantes de coches quieren vender coches. Lo que me resulta fascinante es que ya te digan tan descaradamente que te compres la hamburguesa y que no hace falta que te la comas. Que te la puedes insertar en el recto si te place, pero que se la compres a ellos. Porque el que compra su hamburguesa es una persona guay, concienciada y responsable. Es una hamburguesa verde, ecológica y amiga del medio ambiente, claro. Pero que no hace falta que te la comas, de verdad. Basta con que la tengas en el frigorífico, abras de vez en cuando la puerta del mismo, mires tu hamburguesa y sientas que estás «haciendo algo» por el planeta.

¡Qué exagerado eres, Baku!, diréis. JA. Ayer me topé con el anuncio de un coches que dice exactamente lo que os estoy contando. Sólo que no lo dice de una hamburguesa sino de un automóvil de precio a partir de 26.000 boniatos. Vedlo vosotros mismos, que son quince segunditos de nada.

Si no te sientes mejor persona con este carro en el garaje, es que no tienes remedio.

Os juro que fue verlo y pensar que quién sería el genio que ha dado el visto bueno a este disparate. No se me ocurre algo menos ecológico que fabricar un coche para no moverlo. Cuando lo que deberíamos procurar es que esté moviéndose el mayor tiempo posible. Y estamos jodidamente lejos de ello, como bien explica Marcos Martínez en este hilo de Twitter sobre el factor de simultaneidad.

Y es que, aunque te sudara mucho la polla el cambio climático, adquirir y mantener un coche es bastante caro. Así que comprar uno para «mirarlo» no parece una opción muy inteligente desde un punto de vista puramente económico. Pero es que, encima, que tú te compres y utilices un coche tiene un coste oculto para el conjunto de la sociedad del que no eres consciente porque ya se encargan los fabricantes de automóviles de gastar más de 4.000 millones de euros al año, sólo en Europa, para «transmitirte los valores positivos del invento». Y para hacerte creer —no sólo que eres más guapo, más sexy y más sostenible— que eres libre para hacer lo que te pete, cosa que acaba teniendo divertidas consecuencias.

Así las cosas, soy de los que aplaudió muy fuerte la iniciativa Z.A.P., del colectivo Homo Velamine, para acabar con la publicidad de automóviles. Si fue posible hacerlo con el tabaco, no veo por qué no deberíamos soñar lo mismo en este caso. Y me congratulo por lo lejos que ha llegado la cosa mientras yo estaba ocupado estudiando oposiciones y sin pisar por aquí.

¿Qué os parece?

Banda sonora recomendada

La palomilla

En estas fechas veraniegas de orgía y desenfreno he dejado programadas algunas entradas para el Street Museum relacionadas con Santa Teresa, una de nuestras patronas (que tenemos varias). Comenzamos por su más alta efigie, una escultura como de un autobús de altura, dedicada conjuntamente a las Jrandezas de Ávila, pero coronada por Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada; incluso por encima de otra de las hojomeneadas, la ya citada en este bló, Isabel de Castilla, en un imperdonable error de protocolo.

Atiende al nombre de «La palomilla», no me pregunten por qué, y es una especie de «paseo de la fama» avant la lettre. En cada uno de los lados figura una relación de famosos abulenses: Santos, Escritores, Políticos y Guerreros (sic). Al parecer, no vale repetir, porque Teresa habría podido estar en todas, sobre todo en la de guerreros (preguntadle -con la ouija- a la Princesa de Éboli). La relación es postmedieval y no se renueva desde la inauguración del monumento, algo a lo que desde este bló animamos; pofavó, que será digno de ver la que se lía para ver quién aparece en alguno de los epígrafes. En la de políticos probablemente haya que establecer categorías por peso, como en el boxeo (y no estoy pensando en nadie en concreto). La de guerreros se completaría con deportistas y cortadores de jamón, que son lo más parecido que tenemos ahora en cuanto a defender nuestra bandera allende los mares.

El monumental monumento se ubica (oj, casualidad) en la Plaza de Santa Teresa (que los abulenses conocemos como «El Grande» o «El Tontódromo»). No está en el centro, aunque sí en su eje central; mirando hacia la muralla (y hacia otra estatua de ella misma, que todavía no podemos desvelar hasta que no aparezca en el bló) y con la Iglesia de San Pedro a sus espaldas. Durante unos 20 años estuvo en el Jardín del Recreo, en el lugar donde ahora podemos admirar la hovra «Jurassic Park«. Se trasladó a aquel parque conjuntamente con un bello templete músico-festivo que también estaba en la plaza de Santa Teresa (y que, en este caso, allí sigue), cuando la plaza se convirtió en un parking vigilado por «El Fórmula», famoso gorrilla abulense que, injustamente, no figura en la relación del monumento, siendo -en su momento- más conocido que la mayoría de ellos.

Metaaaal

Llega al Ávila Road Museum una bonita y reluciente hovra denominada «Compañeros del Metaaaal». Se encuentra en la Plaza del Ejército (de La Flor Valenciana, para los locales) en otra rotonda triangular (como la de Los Tres Cerditos), pero que con la semipeatonalización de la plaza ha disimulado su condición de figura rotondera. Sin embargo, en su origen lo era.

A diferencia de la mayoría de piezas metálicas que componen el Ávila Road Museum, ésta no está fabricada en fierro morroñoso, sino en un refulgente y bruñido metal inoxidable marca Acme. Y, como otros de los chirimbolos de nuestra ciudad, con una múltiple y metafórica dedicatoria. Por un lado, Compañeros del Metaaal hace referencia a los trabajadores de la antaño floreciente industria abulense del metal y la automoción. Por otro, es una dedicatoria al país considerado como el paraísö mündial del heavy metal: Finlandia.

Indudablemente, la elección de este metal, en detrimento del morroñoso, y su disposición en ordenado caos, también hace referencia a los bloques de hielo de la Fortaleza de la Soledad de Superman (la casa de verano del hombre de acero), ubicada un poco más al norte de Rovaniemi (en Finlandia, claro). Por si fuera poco, es gimnasio pokémon.

Por último, algunos ejpertos consideran que todo esto son pajas mentales. No duden en visitarla y expresar su opinión, a ser posible sin utilizarla como urinario público (véase la afoto), entrando por el otro lao.

Tumba

El camarada titular de este bló me ha pedido una explicación al monumento del Street Museum más cercano a su domicilio actual, y esta explicación que le debo se la voy a pagar. Se trata de la Tumba del Quinto Beatle Desconocido.

El cementerio más pequeño de Ávila, y uno de los más pequeños del mundo, está ubicado en la Plaza de Salamanca; lugar en disputa entre las calles Dr. Fleming y Avda de Portugal y que poca gente sabe que es una plaza. Y mucho menos, que es un cementerio. Un cementerio con una sola tumba, con una pradera de como 0,07 Bernabéus, y protegido por algunas coníferas y ciruelos.

Cuando en la época postmedieval comenzaron a aparecer las personas candidatas a la denominación de «El Quinto Beatle«, hubo una auténtica batalla campal por ser considerado el Único Quinto Beatle que dejó innumerables bajas (la mayoría, a manos de Yoko Ono). Uno de ellos fue a dar con sus huesos aquí, y como tal es honrado en este bello sepulcro. Y no, no es Apu Nahasapeemapetilon. Es des-co-no-ci-do. Cuenta la leyenda que algún día se alzará de su sepulcro y explicará el sentido real de la canción Lucy in the sky with diamonds.

La pieza está realizada en Granito Abulense, hábilmente tallado para que parezca antigua, hay quien dice que visigoda, aunque… ya tú sabeh lo que pasa con eso. La tapa se encuentra algo deteriorada como consecuencia del Crack de 1929. Y, lo más importante, hay alguien que le echa migas de pan a los gorriones, alrededor de la tumba, casi todos los días.

Casita de ladrillos de «Los 3 cerditos»

El Ayuntamiento de Ávila, siempre pensando en la infancia, colocó en esta rotonda (que es triangular, by the way) un bello símbolo de uno de nuestros cuentos favoritos: Los Tres Cerditos. Realizada en ladrillo visto, se ubica en la bajada de Santo Tomás (anteriormente, «Bajada del Alférez Provisional, Cadáver Efectivo»), en su confluencia con la C/ Dr. Jesús Galán.

El monumento representa la casa del cerdito listo y trabajador, que la hizo de ladrillos. Las casas de los otros cerditos no están, siguiendo la literalidad del cuento; porque los cerditos vagos, queridos niños, que las hicieron de paja o de palitos, vieron cómo el lobo soplaba y soplaba y sus casas derribaba. Así que la obra representa el final del cuento, con su dura moraleja: «la meritocracia crea una sociedad más justa, donde los logros personales se obtienen en función de los esfuerzos y las capacidades individuales».

El cerdito que vive dentro sigue lanzando proclamas por el ventanuco: «alquilar es tirar el dinero», «la vivienda nunca baja»o «menos samba y más trabajar», aunque el ruido del tráfico no siempre permite oírlas.

Gog y Magog

Alcanzamos con esta entrada la decena de obras del Ávila Street Museum, con un par de figuras que adornan la entrada principal a la Catedral: Gog y Magog. Como se ven desde la calle, pertenecen a nuestro ámbito del Street Museum. Vamos a explicar el origen y leyenda de estas bellas imágenes postmedievales. Y son postmedievales porque, aunque la Catedral sea muy medieval y mucho medieval, éstas figuras no lo son.

Ërase una vez un obispo al que se le puso en las narices trasladar la puerta principal original medieval desde el lado oeste al lado norte. Para que mirase hacia su episcopal palacio; como quien pide que le cambien la bañera por un plato de ducha. Hízose lo que pidió, y ahora esa puerta luce fermosa en el lado norte, pero si la visitáis y sus fijáis bien, veréis que de los 12 apóstoles (6 a cada lado), los dos de fuera ya no están colocados como los demás, porque no entraban en el hueco. Aparte, claro, hubo que hacer una puerta nueva para el lado oeste. Y ya se había terminado la edad media y agotado el presupuesto; por eso el pórtico está rematado con piedra de marca blanca que se deshace (en lugar del Granito Abulense™), la torre derecha está a medias y con una sobrechapuza de ladrillo, uralita y pladur.

Para adornar la nueva puerta, hartos de florituras, se labraron estos dos monstruos bíblicos. ¿Quiénes son Gog y Magog? Gog, el de la izquierda, es el demonio que llegado el fin de los tiempos castigará a los que te envían mensajes de audio por whatsapp cuando estás en el curro. Magog, a la derecha (al que además pusieron la cara de aquel obispo tocapelotas), es el que atizará con su enorme porra a los que no silencian el móvil en el teatro, en especial a uno que el otro día osó contestar en mitad de la obra para decir bajito «que no puedo hablar, que estoy en el teatro» y siguió viendo la representación tan tranquilo. «Le darán la del pulpo, le crujirán los acostillares, le reventarán el móvil y quedará sin datos ni wifi por toda la eternidad.» (Apocalipsis, 65:65). Así sea.

El Teresímetro

Como ya sabrán los seguidores del Ávila Street Museum, y de ésta su serie derivada, Ávila Road Museum, son innumerables las imágenes de Santa Teresa que están repartidas por nuestra ciudad, en forma de estatua, óleo sobre lienzo, bajorrelieve, temple sobre tabla, cartel, altorrelieve, holograma, acrílico sobre gotelé, logotipo, recuerdo, pin, colgante o yema. Incluso tenemos algún cacho del cuerpo (no dispongo ahora mismo del mapa de despiece y corte).

Enterado de esto la Corporación Municipal, a la que no se le escapa ni una, decidió instalar un Contador de Teresas, diseñado con la novedosa tecnología de Cadena de Bloques de Granito y actualizado en tiempo real mediante un procedimiento de minería, que para algo somos Ávila Clever & Smart City. En el momento de realizar la fotografía, el contador iba por 1.515. El colgajo ese que tiene arriba es la antena de la wifi.

Está ubicado en la Avda Madrid, en su confluencia con la Calle Encarnación, al lado del Xi Hu (amigo del Camarada, por cierto).

Jimena

La moda también tiene cabida en el Ávila Street Museum. La figura de hoy se denomina «Chica Cosmopolitan Postmedieval», y se ubica en la Calle de San Miguel, cerca de la Plaza de Santa Teresa. No suele ser objeto del turisteo, porque está un poco escondida y a trasmano, a pesar de estar en un lugar muy céntrico. Es una pena; no dejen de visitarla, porque además, esta figura, que fue regalada a la ciudad por una empresaria, seguro que les encandila.

La escultura representa a Jimena Blázquez, chica portada en el Cosmopolitan de marzo de 1107. Jimena (o Ximena) se nos aparece ataviada con un vestido largo de la época, que oculta aunque no disimula sus turgentes curvas, y parece acabar de despojarse de un complemento ideal para ir a las justas y torneos: un sombrero. Y tiene una curiosa leyenda…

Cuenta la historia que Jimena era la alcaldesa de Ávila (cuando ese término únicamente designaba a la esposa del alcalde) durante el belicoso reinado de Aifon VI. Su marido, Fernán López, avisado de la presencia de moros en veraniega aceifa tal que pallí, salió de la ciudad con todos los hombres, con idea de expulsarlos al otro lado de las montañas. Sin embargo, esto era una estratagema, pues el enemigo se presentó tal que paquí, frente a las recién estrenadas murallas de Ávila. Cientos de recios hombres armados frente a unas cuantas mujeres, ancianos y niños…

Las milicias abulenses volvieron apresuradas en cuanto tuvieron noticia de la situación, temiéndose lo peor. Maravillados quedaron, tras comprobar a su llegada que los enemigos eran idos, y la ciudad estaba inexpugnada. Ximena contó a su marido que, bajo su mando, las mujeres se habían subido al adarve de la muralla disfrazadas con lo que encontraron para parecer guerreros, haciendo entrechocar perolas y sartenes para simular ruido de armas, y así hicieron desistir a los sarracenos de intentar un ataque a lo que parecía una ciudad bien defendida.

Fernán y sus hombres se lo creyeron.

Todos hemos visto por la tele los concursos y talent-chous de cantar, cocinar, coser o hasta forjar espadas, pero, sin embargo, los profesionales más inmarcesibles del hertorno hempresarial no tienen su concurso. ¿¿¿Es que nadie piensa en los consultores???  Pero aquí llega ¡¡¡Señior Consultin!!! (oportunamente les informaremos del craufundin que el Camarada y yo pensamos montar para desarrollar esto).

Señior Consultin será el concurso de talentos por antonomasia. En él, 16 chavales recién salidos de la facultad (a los que llamaremos yiuniors) irán por todos los demás poglamas-concurso (ya tenemos apalabrados Master Clerk, Maestros de la Tonsura y Pastor X) para ofrecer su expertise a los concursantes (aunque no tengan ni idea de lo que va el otro concurso, ahí está la gracia).

Los yiuniors formarán teamworks con los concursantes, y tratarán de organizar sus FTEs, mediante daily meetings, planes de negocio, cronogramas de hitos, matrices RACI, PERT charts, gromenauers y todo tipo de finstrows.

Como norma, los yiuniors siempre irán trajeados (aunque algún concurso se desarrolle en una isla costarricense); los viernes se les permitirá ir de casual (en plan cayetano), y, sobre todo, tiene que quedar claro que echan más horas que los demás concursantes juntos.

Cada sábado, en el programa especial del weekend, reportarán sus avances semanales al Project Leader (personaje por determinar; pero a su lado, Risto Mejode podría parecer buena persona), y por la noche se irán al afterwork a beber y fornicar entre ellos. En este programa se determinará quién ha obtenido el win-win de la semana; esto es, la recomendación más cipótica que haya sido aceptada por sus stakeholders (sin ser relevante que estas recomendaciones les hayan hecho avanzar o ser expulsados en sus respectivos concursos).

El premio será entrar de becario en empresas del ramo.

Nosepass a punto de evolucionar

El monumento al Pokemon Nosepass es una muestra más del compromiso de la ciudad abulense con las nuevas tecnologías, el metaverso y el mundo gamer, en línea con la distinción «Ávila, Clever & Smart City». Se ubica en la confluencia de la carretera del Espinar con la carretera de Madrid, denominada Avda de Juan Carlos I o Carretera Villacastín-Vigo o N-110 (Soria-Plasencia) o N-501 (Madrid-Salamanca). Ahí, tojunto en una misma línea, como ecuaciones equivalentes.

El origen de la figura es extraño. Parece ser que a Nalvillos Blázquez, un empresario local, le salió como regalo en un Phoskitos, lo que desató las protestas y envidias de sus compañeros de la Cámara de Comercio, que entendían que puesto que el Phoskitos había sido cargado a la entidad como dietas por parte del empresario (la costumbre), el regalo debería ser propiedad de la Cámara. El empresario adujo que, dado que no iba a regurgitar el pastelillo, tampoco iba a entregar el regalo. Esto estuvo a punto de provocar la desaparición de la Cámara de Comercio. Después de años de disputas, Nalvillos decidió donar la figura a la ciudad, para que no hubiera rencillas.

Nosepass es un Pokémon de tipo roca introducido en la tercera generación. Está realizado en fierro morroñoso (y ya van 3 de 3 hovras). Persisten las dudas sobre si el Pokémon está bien orientado, o si realmente se trata de un Probopass sin bigote.